Realidadecolores

realidad.papelillosdecolores@gmail.com somos Leti Sha y Elena V. Martin. Fotografiamos y re-contamos la obra del escultor Juan Antonio Palomo. Puedes seguirnos también en nuestra página de facebook: https://www.facebook.com/#!/realidadecolores
¡Qué lo disfrutes!



viernes, 20 de diciembre de 2013

INSECTOS

(Última Entrega)



Escarabajo IV. PALOMO



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¡Ahora te toca a ti! 
Nuestra historia no tiene aún un final. ¡Cierto!, no nos apetece trabajar más.

Atrévete a hacer lo mismo que nosotr@s. Escribe una frase, dos renglones, un relato breve o todo un capítulo para la última imagen de INSECTOS y déjalo en comentarios. 


Entre tod@s vamos a escribir el final de la serie INSECTOS.







jueves, 12 de diciembre de 2013

INSECTOS


(Sexta Entrega)

Desde entonces, cada tarde salgo al jardín a observar la realidad que mi mente y mis sentidos quieran ofrecerme y, a veces, puedo contemplar un espectáculo que se repite de manera cíclica.

Sucede que la tristeza y la nostalgia inundan el mundo entero. Y cuando se pone el sol, soy testigo del amargo adiós de aquel amante de metálico exoesqueleto.

Escarabajo I. PALOMO



De la afortunada pareja cuya imagen me atormentó aquella tarde de otoño, sólo queda en el jardín el más pequeño de los dos. Lloroso, a la orilla del estanque, repite una metálica letanía de duelo y pérdida. Con el adiós disconforme de quién no entiende qué pasó.

Puede que con alguna puesta de sol me siente a su lado. Puede que roce un poco sus alas y muestre una comprensión fácil de imaginar. Puede que me aleje y le espíe en la distancia, con la dulce aquiescencia de quien ya no sufre su congoja. O puede, simplemente, que no vuelva nunca más a mirar, por temor a que se aflijan mis ojos.


[¿CONTINUARÁ?]

martes, 10 de diciembre de 2013

ENTREMESES



LA TORTURA

Una vuelta de tuerca más
y la bruja saltó por los aires.

Salió por la angosta ventana de la celda,
no sin antes llevarse por delante
al viejo representante del abyecto patriarcado.




lunes, 2 de diciembre de 2013

INSECTOS


(Quinta Entrega)


Reconocí la sombra al instante. Era ella, era la doctora:

"¡Doctora!" pronuncié en una exclamación ahogada, con la boca levemente abierta, procurando no romper el encantamiento con mi voz.

La sombra de la doctora soltó los hilos invisibles y se encaró ante mí.
Con los brazos en jarras, comenzó a reír con una carcajada dulce y chispeante.

Mariposa. PALOMO
Ante aquella sombra, la sombra de la razón, la de quien me había conducido durante aquellas semanas de terapia de vuelta a la realidad, perdí toda conexión con el mundo convencional. Una ola de liberación me cubrió y, por fin, pude ver la realidad, aquella realidad ante la que me encontraba, de tantos y tan variados colores. La doctora, unas veces Peter Pan, otras Campanilla, acompañada del vuelo boca abajo de la mariposa de bruñidas alas me dio el alta con su estruendosa risa. Con su música y su alegre baile imposible... Y se despidió de mí para siempre.

[CONTINUARÁ]

lunes, 25 de noviembre de 2013

ENTREMESES



NUBE

Una nube,
una estafa.
Tu mirada...,
que se escapa.

Dominio efervescente
de mis sentidos.
Coloquio inaguantable.
¡Ya no me soporto!
Sólo...
te extraño.

jueves, 21 de noviembre de 2013

INSECTOS

(Cuarta Entrega)


Si el ejercicio físico es la cura prometida, eché a correr como un demente. Quizá lo sea, o siempre lo haya sido... Corrí y corrí con la lengua fuera, meneando la cabeza al ritmo de los hombros desacompasados. Llegado un momento, (no sé qué momento) me sentí tan mareado que tuve que detenerme repentinamente.


Justo allí, ante mi, una mariposa descabezada y de alas perforadas realizaba piruetas en el aire bajo la dirección de los hilos invisibles que manejaba una sombra alargada.

Mariposa. PALOMO
Mariposa. PALOMO

La danza serena y hermosa de aquella criatura y el acompañamiento de las sombras me embelesó. En aquel estado de semitrance podía incluso escuchar sus invisibles y acompasados sonidos. Aquella música de castillo olvidado, del lugar cercano en el que ya no pensamos, de la leyenda histórica de sabias voces de timbre metálico.



[CONTINUARÁ]

lunes, 11 de noviembre de 2013

INSECTOS

(Tercera Entrega)


Un poco aturdido, cansado por la carrera y confundido, decidí que lo mejor sería recostar mis huesos en el césped. Tomar algún tiempo para pensarme, en un paraje más amable. Así lo hice, y sin más, me dejé caer al húmedo suelo. Estaba seguro de que pronto toda aquella confusión mental desaparecería. Es lo que solía repetir la doctora cada vez que sufría estos episodios. A los pocos minutos, efectivamente, mi agitada respiración fue relajándose. Me sentía bien. Dueño casi absoluto de la situación.

Y comencé de nuevo a tantear los sonidos del jardín. Percibí una leve respiración muy cerca. Me sentía mejor. Sonreí aún con los ojos cerrados. Aquel resuello se hizo más intenso, incluso se desdobló. Las leves expiraciones tornaron en jadeos y a cada momento, acompasados, se iban haciendo más y más intensos. Me senté de un impulso. No podía creer que dejaran a los perros hacer ese tipo de cosas en aquel jardín.

Mi enfado se volvió perplejidad al sorprender, a escaso metro y medio, a dos escarabajos gigantes fornicando como alimañas.
Tan metálicos y broncíneos como las anteriores criaturas, chocaban sus cuernos a cada indecente movimiento. Aquel que montaba era soberbio, cual representación de un dios egipcio, rayado con líneas de oro. Su compañero,  más pequeño, disfrutaba exhausto de cada enérgica embestida, acompasando a su danza la propia, ronroneando con el rechinar de sus jaspeadas alas.




Escarabajos I y IV. PALOMO

Escarabajos I y IV. PALOMO


[CONTINUARÁ]

lunes, 4 de noviembre de 2013

INSECTOS

(Segunda Entrega)



Convencido de que aquello no era más que una inspiración de mi desbocado ingenio, decidí estirar las piernas. La doctora siempre recomienda el ejercicio físico para la cura de todos los males, incluso los psíquicos. ¿Y qué daño podría hacerme un paseo bajo la fresca sombra de los plátanos?



A los pocos pasos de mi lacónico caminar di con un árbol de arterias retorcidas. El tronco parecía viejo y tenebroso. Aquella presencia vegetal me espantaba, pero tuve la necesidad de acercarme. La mimosa, si es que eso era, estaba habitada por millones de hormigas. En su desenfrenado caminar, sobre y entre las grietas de la madera, una enorme cabeza, sin cuerpo ni patas, patrullaba, si es que no dirigía, aquella locura colectiva.



Cabeza de hormiga. PALOMO
Aquella ciudad estaba dirigida por una cabeza dictatorial de 
largas y afiladas mandíbulas que miraba impasible a su multitudinario pueblo.

Esta visión me horrorizó y eché a correr.




[CONTINUARÁ]

sábado, 19 de octubre de 2013

INSECTOS

(Primera Entrega)

Varias semanas de terapia, y me sentía limpio. Sentado en un banco del jardín, decidí fundirme en aquella calurosa tarde de los primeros días del otoño.

Apenas los árboles se veían desnudos, pero las hojas se amontonaban a los lados de los caminos.

Durante las semanas de terapia aprendí a dominarme y estaba preparado para escuchar los sonidos que el jardín gustara reproducir sin alterarme por ello.

Cerré los ojos y escudriñé en mi silencio la música del parque: Busqué con mi oído el trino de los pájaros, el restregarse de unas hojas contra otras, el paso arrastrado de algún relajado peatón... Fui paciente, de verdad que lo fui, pero todos aquellos sonidos no acudieron en ayuda de mi desesperada cordura.

Abrí los ojos aturdido. La espalda encorvada hacia delante empezaba a dolerme, los codos apoyados en los muslos me ayudaban a sostener mi pesada cabeza entre las manos. Y estuve seguro de mi recaída. Ante mí, a un lado del paseo, un insecto de grandísimas dimensiones y coraza metálica trataba de trepar sin éxito por el hormigón. El bichejo en cuestión se movía con cierta torpeza, pero era francamente hermoso. El resplandor de sus manchas doradas, las vetas verdes, su sorprendente belleza, entrecortó mi respiración. 

Mariquita  I. PALOMO





[CONTINUARÁ]